Al igual que en Sevilla, la feria de Puertollano tiene un esplendor y un arte que sólo se puede sentir cuando uno está totalmente inmerso en su magia (o lo que viene a ser igual, cuando uno va templadete).
Además de rivalizar con los sevillanos en tener una portada que crece a cada año que pasa, esta feria es más larga que un día sin pan. Once días de fiesta para dejar sin aliento y sin hígado al que se atreva a meterse en las casetas a bailar las canciones chunda-chunda de turno y a entromparse a base a cubalitros de rebujito y de fino "la guita".
No faltan ni las corridas (con perdón) de toros, ni la clásica orquesta que hace las delicias de nuestros mayores en la caseta municipal a golpe de sevillanas y coplas del gran Manolo Escobar, ni los puestos de zapatos y camisetas de a 3 leeros, payo. Tan sólo hecho de menos ese estandarte de las ferias que es la cucaña. Reconozco que me defrauda el no poder ver a esos mozos de 50 años, borrachos como cubas a las 12 del mediodía, trepando por un poste grasiento coronado por los símbolos de nuestra piel de toro: un jamón, un queso y un cartón de Don Simón.
Para nosotros, trabajadores del hospital, hay una tradición no escrita que se cumple todos los años. Y es que el día previo a la fiesta local, se sale en masa. Ver como Don Manolo, ese médico tan seriote y la señorita Graci, esa enfermera tan conocida en su planta por su habilidad haciendo ganchillo durante el turno de noche, pierden los papeles y la vergüenza, ocupando una caseta, haciendo el indio y abrazándose como su fuesen amigos de toda la vida es algo que muchos pagarían por ver.
Nosotros, que somos muy respetuosos con las tradiciones y muy creyentes de la Virgen de Gracia, ya hemos convocado a nuestros compañeros para salir en tropel. Es más, estamos tan dispuestos a hacer el cafre que incluso les tenemos una sorpresilla preparada en forma de camiseta sexy…
Señores, nos vemos en fiesta mayor de Puertollano, el Jueves día 8 a partir de las 3 de la tarde y hasta que el cuerpo aguante. Y no se me olviden de los 5 leeros. Que luego nos llevamos un sofocón.
Escuchando: City of Satan (Turbonegro).
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