viernes, 29 de mayo de 2009

Pandemias

Los recientes acontecimientos, con la gripe tocina en plena actualidad (imagínense que si hay locurón en lo que se ve en las noticias, ni les cuento lo que se vive en los hospitales, con protocolos, noticias al minutos y cajas de mascarillas para aburrir), me sirve para colarles un Para colarles un rollazo:

Corría en España el año 1212. En Puertoplano (no Puertollano) y en los campos de la dehesa Boyal no existían verdes campos de cultivo, pues estos estaban teñidos de sangre por las continuas batallas contra los musulmanes, las cuales estaban a punto de finalizar en la batalla de las Navas de Tolosa. Después de esta batalla, un largo periodo de bonanza reinó en la región, que pasó a llamarse Puertollano en su fundación formal.

Sin embargo, esta situación iba a cambiar.
En el año 1348, la población que vivía en el valle de Alcudia sufrió una devastación mayor que las guerras que la habían azotado dos generaciones atrás. Se trataba de la Muerte Negra. La peste que recorrió toda Europa se cebó especialmente en la zona.
En el interior de las casas se criaban, por sus condiciones de poco aseo, un gran numero de insectos y animales insalubres. Muchas personas dormían en un solo cuarto, y las disposiciones sanitarias eran demasiado primitivas al interior de las viviendas. El baño no era una costumbre, y la ropa interior, principalmente de lana, no se lavaba hasta que el calor ambiente los obligaba a suspender su uso. Por lo tanto no existía persona que estuviera libre de las pulgas, insectos que vivían, placenteramente, en el pelaje de las ratas, las cuales portaban la peste.
Solo nos podemos imaginar lo que le pasaría a la primera persona victima de la Peste Negra. Es muy probable que despertara con un fuerte dolor de cabeza. Después pudo haberle sobrevenido un acceso de escalofrío y pérdida de la conciencia. Unas horas después empezaría a sentir dolores en el pecho, axilas y parte alta del abdomen, comenzando a escupir sangre; la fiebre iría en aumento, y los dolores en la región del pecho y la sofocación serian intolerables. Horas después aparecerían infamaciones en los ganglios del cuello y axilas, los cuales se tomarían un color oscuro provocado por hemorragias bajo la piel (los bubones negros). Al otro día estaría muerto.
Aislados por el terreno y sin recibir ayuda del exterior, la población de Puertollano se redujo drásticamente a 13 familias. Su situación era tan desesperada, que tomaron a decisión de consagrarse en última instancia a la Virgen, y ofrecer en comunidad una última comida, amparados en su fe.

Milagrosamente, las familias se salvaron, volviendo a repoblar la región. Se construyó una ermita en honor a la Virgen que el había salvado y el resto, como se suele decir, es historia.

Aunque ahora se aprovecha la festividad del Santo Voto para montar un mercadillo medieval (tiene pelotas que llamen “medieval” al esos puestos en los que te venden jabones caseros, anillos de plata o esas horribles flautas de madera) y para que el alcalde no eche un mitin, la tradición de la comida en honor a la virgen se sigue manteniendo desde aquellos tiempos. Así que si alguien tiene la oportunidad, aquí tiene una cita. Y más ahora, que dice el señor del telediario que hay que tener cuidado con la gripe.